Según la Organización Mundial de la salud, la depresión afecta a 1 de cada 10 personas en el mundo. Y cuando se envejece más probable es sufrirla.
Estereotipos cómo que la persona anciana es triste por naturaleza, enmascara un problema grave, que afecta a la persona en toda los ámbitos de su vida y, en cambio, se puede poner remedio.
Reconocer la depresión en ancianos, derivar pronto a un profesional y conocer cómo actuar son los puntos claves de este artículo.
Lea con atención!
La depresión no es una enfermedad de la tercera edad
Mantener el interés por el entorno previene la depresión
Saber qué es la depresión, cuales son sus síntomas es el primer paso para empezar a combatirla.
La depresión es una enfermedad mental que puede aparecer a cualquier edad.
Si bien es cierto, como nos indica el National Institut Mental Health, de Estados Unidos, que la depresión es común a la tercera edad, no es una etapa normal del envejecimiento, y por tanto se puede combatir.
Por desgracia, el hecho de dar por sentado que la tristeza es inherente a la edad enmascara muchos afectaciones que tienen cura.
Es necesario pues un buen diagnóstico y no pasar por alto los múltiples síntomas que una depresión puede dar, y que no solamente es la tristeza
Veamos cuáles son esos síntomas.
Los múltiples síntomas de la depresión en ancianos
Claramente la tristeza marca el síntoma más claro. Pero ha de ser una tristeza mantenida, duradera. Todos nos sentimos tristes alguna vez y no por ello padecemos una depresión.
Y aunque nos parezca mentida, las personas ancianas también pueden tener episodios de tristeza sin que haya depresión.
Ciertamente las personas de la tercera edad están más expuestas a padecer una depresión: sufrir enfermedades limitantes, la pérdida de seres queridos, cambios de domicilio forzados,etc, son elementos que pueden conducir a una depresión al generar tristeza.
Pero como comentábamos antes, hay otros posibles síntomas a tener en cuenta:
- Sentimiento de sentirse vacío.
- Sensación de irritabilidad, enfado, ansioso o desesperanzado.
- Pérdida de interés por las aficiones.
- Notarse muy cansado.
- Comer mucho o no comer nada.
- Mucho esfuerzo para concentrarse o recordar cosas.
- Dormir nada o dormir en exceso.
- Malestar general: dolores de cabeza, problemas digestivos.
¿Qué puede causar una depresión en ancianos?
La depresión en ancianos puede tener diferentes causas, tanto propias de la persona como externas.
También la combinación de causas puede generar la depresión. Hay personas con una predisposición genética a padecerla pero sin una agente externo la depresión no aparece.
El agente externo más facilitador de la depresión es el estrés. El continuo estado de alerta de nuestra sistema nervioso genera un desgaste tal que suele facilitar la aparición de la enfermedad.
Existen enfermedades que alteran el equilibrio químico de nuestro cerebro, favoreciendo la aparición de la depresión. Enfermedades como el Parkinson, la diabetes sueles cursar con depresión al mismo tiempo.
Combatir la depresión: trabajo de equipo
Actividad física en grupo ideal contra la depresión
Como toda enfermedad mental, la depresión debe tratarse de dos maneras claramente: desde la prevención, cómo evitarla, y desde la actuación directa, el tratamiento directo en sí.
Y como decíamos anteriormente, la depresión afecta a todos los ámbitos de la persona, por tanto profesionales de todos los ámbitos deberán de actuar conjuntamente para combatirla.
En Allegra, desde todos los ámbitos profesionales del equipo, tenemos preparadas una serie de actividades para hacer frente tanto a la prevención como al tratamiento de la depresión.
Veamos primero la prevención de la depresión.
Cómo prevenir la depresión
Para evitar la depresión en ancianos, es clave tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Mantener una vida lo más activa y saludable posible
- Conserve al máximo la red social (amigos, familia)
- Cultive nuevos intereses culturales y de aficiones
- Organizarse el día de forma rutinaria y con tareas cortas y diversas.
- Consultar periódicamente a su médico y/o psicólogo de confianza
Cómo tratar la depresión
A primera vista podríamos pensar que solamente lo podemos hacer con fármacos, pero no es así.
A parte de fármacos, tenemos diversas herramientas que nos pueden ayudar. Veamos que podemos hacer:
- Tratamiento con antidepresivos
- Revisión nutricional para fortalecer posibles carencias de vitaminas
- Terapia psicológica
- Depende de los casos, terapia electroconvulsiva
- Remedios naturales tranqulizantes
Ayudar a mi familiar con depresión
Sabemos que no es fácil. Cuando nuestro anciano padece una depresión, la forma de ayudarle no es fácil y a menudo salimos perdiendo todos.
Por el querer ayudar a veces traspasamos fronteras que provocan más daño, más malestar y a veces hasta más depresión.
¿Cuál seria la solución? Primero de todo tener mucha paciencia. Y después, leer con atención los siguientes puntos, entendiendo que no son una solución definitiva, sino un camino para encontrar remedio:
- Ofrezca apoyo, sin exigir que lo coja, solo ofrecer y esperar su reacción.
- Sea paciente y cariñoso, sin invadir el espacio de la persona.
- Préstele toda la atención posible, y haga evidente que le escucha.
- No menosprecie sus quejas. Si es necesario consulte con el médico.
- Invítelo a salir, a hacer actividades que le gusten, sobre todo sin forzar.
Paciencia, cariño y respeto contra la depresión
- Haga memoria, los dos, que el tratamiento es lento, pero que tiene final si se lleva a cabo correctamente.
Es complejo salir de a depresión pero es posible hacerlo.
Recordemos que es imprescindible detectarla cuanto antes mejor para evitar que aumente y se cronifique.
La prevención es nuestra mejor aliada. Así como mantenerse activo y saludable favorece a evitar la aparición de la depresión.
Sabemos que la depresión en ancianos es muy común pero en ningún caso es inevitable ni tampoco es inherente al envejecimiento.
Trabajo de equipo para combatirla. Juntos se puede a la depresión.